Perder a un ser querido es una de las peores experiencias que existen. No importa la causa ni el tiempo que pasamos a su lado: la muerte duele, sean cuales sean las circunstancias. El duelo acompaña a cualquier pérdida, es natural. Y, a veces, tras el duelo aparece la depresión.
Del duelo a la depresión: lo que ocurre si no se supera la muerte de un ser querido
Por: Funeraria La Católica | Sep 9, 2024
El duelo sume a quienes lo sufren en tal tristeza que, en ocasiones, cuesta diferenciarlo de la depresión. Se trata de un camino largo y no necesariamente recto. Por eso, no es extraño confundirlo con un problema mucho más grave, como es la depresión.
¿Cuáles son las diferencias entre el duelo y la depresión?
El duelo y la depresión tienen muchas características en común.
Ambas van acompañadas de una tristeza muy profunda y de falta de ánimo y motivación. Como la depresión, el duelo puede quitarte el apetito, el sueño e incluso las ganas de salir de la cama.
La mejor forma para distinguirlos es saber que el duelo termina, aunque a veces puede ser cuestión de meses.
Además, debes saber que el duelo consta de varias fases:
- Shock o incapacidad de procesar de la pérdida.
- Negación. Se ha procesado el fallecimiento del ser querido, pero no se quiere aceptar. Es común imaginar que la persona a la que querías sigue viva.
- Tristeza que aparece cuando se asume que el ser querido ya no volverá.
- Culpa por no haber podido hacer nada para ayudarle.
- Rabia.
- Aceptación de la pérdida. Una vez llegados a este punto, es posible seguir adelante.
Si ya has aceptado la muerte de ese familiar o persona a la que querías, pero sigues experimentando tristeza constante y desmotivación, es muy posible que te encuentres ante una depresión.
La tristeza, la ira y la ansiedad son partes normales del duelo, pero no deberían incapacitarte más de la cuenta.
El mundo sigue a pesar de que todos los días muera alguien. No puedes renunciar a tu vida solo porque alguien a quien querías ya no esté a tu lado. No puedes permitir que la pérdida te aleje del trabajo, de los estudios, ni del resto de tus relaciones. Es imprescindible aprender a vivir con el dolor, pues es una emoción más que puede traernos enseñanzas muy valiosas.
Si te faltan las fuerzas para levantarte cada día, si te descubres deseando haber sido tú en su lugar, si eres incapaz de volver a la normalidad… entonces ya no estás pasando por un duelo, sino por una depresión.
¿Cómo ayudar a alguien que está pasando por un duelo?
Cuando alguien a quien quieres pasa por un mal momento lo normal es querer ayudarle. No importa si es tu padre, tu hermano, tu amigo o tu pareja. A nadie le gusta ver a un ser querido desanimado y dolorido.
No obstante, es necesario entender que el duelo tiene su razón de ser. Podemos hacerlo más llevadero, sí, pero nunca podremos deshacernos de él antes de tiempo.
Si queremos ayudar a una persona que está pasando por un duelo, es esencial brindarles nuestro apoyo. A veces es necesario expresar el dolor para que este sane más rápido. Otras, simplemente es reconfortante contar con un hombro sobre el que llorar.
Pero no debemos atosigar a quien sufre. Muchas veces la persona que pasa por el duelo necesitará tener su propio espacio. Quizás quiera descansar, llorar a gusto o reflexionar sobre todo lo que está pasando.
Lo ideal es encontrar el equilibrio entre los ratos de compañía y los de distancia respetuosa. Además, es muy importante que nos aseguremos de que esa persona come, duerme y, en definitiva, sigue con su día a día. Distracciones como el deporte o la lectura pueden ser muy beneficiosas y qué mejor que hacerlo acompañado.
Qué hacer si tras el duelo aparece la depresión
La Real Academia Española define la depresión, en una de sus acepciones, como un «síndrome caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de las funciones psíquicas, a veces con trastornos neurovegetativos».
La muerte de una persona cercana es, en muchas ocasiones, el caldo de cultivo perfecto para desarrollar esta profunda tristeza que caracteriza al trastorno depresivo.
Sin embargo, la tristeza no siempre va acompañada de una depresión. A veces la tristeza no es más que eso: una emoción pasajera que permite expresar el dolor de una herida emocional.
Por suerte o por desgracia, la depresión va de la mano con otros tantos síntomas que pueden ayudarnos a diferenciarla de la tristeza normal y corriente:
- Falta de motivación que puede afectar a tareas tan aparentemente sencillas como salir de la cama, ducharse, poner la lavadora, ir al trabajo o a la universidad… En otros casos, las personas con depresión son capaces de hacer todas estas cosas, pero les supone un gran esfuerzo.
- Desequilibrios emocionales: es común que las personas con depresión lloren sin motivo aparente o tengan explosiones de ira. Sin embargo, también en común que vivan en un estado de vacío emocional.
- Falta de concentración que puede interponerse en el correcto desarrollo de las actividades cotidianas.
- Baja autoestima, pensamientos negativos e ideaciones suicidas.
Superar el trastorno depresivo sin ayuda de un psicólogo es muy complicado.
Por suerte, la terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser muy efectiva en el tratamiento de la depresión.
Pero, ¿en qué consiste este tipo de terapia?
Pues bien, durante la terapia cognitivo conductual el psicólogo ayuda a que el paciente sea consciente de sus pensamientos y de cómo estos afectan a su vida.
Su eficacia contra la depresión reside, precisamente, en que las personas que sufren depresión tienen una visión distorsionada de la realidad que les hace desarrollar pensamientos negativos. Y estos pensamientos negativos afectan directamente a su forma de desenvolverse en las diferentes situaciones a las que se enfrentan en el día a día.